El éxito en tu vida dependerá de si eres capaz de redefinir qué es el éxito para ti.
Porque a estas alturas del partido de la vida ya habrás comprobado cómo el aparente éxito externo y que tanto se publicita como el éxito, tiene un inconfundible sabor a ceniza, como si una vez que lo hubieras conseguido sintieras que te han tomado el pelo, o que donde te encuentras es un decorado de cartón piedra.
No hace falta que te estés imaginando algo espectacular, recuerda tan solo algo que te haya pasado en tu vida que hubieras sentido como una cima increíble muy deseada, quizás te rodeaba un montón de gente, te aplaudían y te sonreían. Quizás conseguiste cosas que ni siquiera tú querías porque estabas en un camino que no era el tuyo y al cabo de un tiempo las tuviste que dejar cansado de sostener esa vida que no te pertenecía.
Si lo piensas un momento, si eres sincero contigo mismo y dejamos de escuchar los cantos de sirena de una sociedad que siempre está tratando de mantenernos corriendo, si te preguntaras qué es el éxito, ¿qué te responderías?
Yo creo que responderías, espero no equivocarme, que el éxito es ser feliz, ¿no es cierto?
Ahí estamos todos de acuerdo, ¿verdad? Pero el problema con ese ser feliz es lo que hasta ahora hemos probado para ser felices: conseguir cosas, conseguir personas, agarrar, retener, forzar, luchar, derrotar, vencer, ser más que otros o mejor, ser reconocido, etc.
Y cuanto más tienes, más quieres.
Precisamente porque estás estimulando ese querer, ese ansiar.
Estás estimulando tu carencia todo el tiempo.
Y eso es ir en el camino contrario de la felicidad. Porque la felicidad consiste precisamente en cultivar lo contrario de la ansiedad mediante el cultivo de la calma interna.
¿Hay algo más hermoso que una mente en paz?, se preguntaba hace poco Mooji, un maestro espiritual.
Nada se puede disfrutar si no tienes una mente serena y un corazón tranquilo: ni un abrazo, ni un beso, ni un velero de cincuenta metros de eslora.
La meditación es un bello camino para ir sintonizándote con esta otra manera de pensar en el éxito, comprendiendo poco a poco que nada se consigue sembrando ansias y deseos.
Esto no quiere decir que no tengas propósitos y metas en tu vida, sino que entiendas que esos propósitos se pueden llevar a cabo de otra manera más inteligente, yendo con el viento a favor de la vida y no luchando contra ella.
El verdadero secreto es este, venga, te lo voy a contar:
Tú eres la vida y ya tienes por tanto todo lo que pudieras desear.
Y a partir de ahí, desde este estado de plenitud, sin carencias ni luchas,
involúcrate en el mundo y ve a por lo que te hace feliz.
Go!
