Estos días nos toca recorrer un camino de confusión en la crisis del Covid19, que nos genera ansiedad y desasosiego frente a lo que viene estas próximas semanas. Desde Aire Fresco queremos llevar a vuestras casas, especialmente a los que os toca confinaros en ella las próximas semanas, una ventana de paz y tranquilidad a través de la meditación. Una herramienta para gestionar vuestra ansiedad, estrés y dormir mejor estos días de cambio a los que nos enfrentamos.
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Una de los malentendidos que hay en torno a la meditación es que se trata de alguna manera de algo religioso y, por tanto, opuesto a la ciencia. Y, como hoy en día vivimos en una sociedad fundamentalmente científica y tecnológica, muchos de nosotros todavía observamos con recelo la meditación porque la seguimos asociando a la religión hindú o al budismo.
El imaginario colectivo sobre la meditación sigue estando dominado por la imagen de un yogui con taparrabos en la cima de una montaña o por la de un monje con la cabeza rapada sentado en la posición de loto. Y, por supuesto, parece ser una cosa de hombres, ya que son pocas las imágenes de mujeres meditando.
Sin embargo, paso a paso y gracias en gran medida a la difusión de la práctica del yoga en nuestra sociedad, se vienen clarificando estos malentendidos. Ya desde los textos más antiguos del yoga, como los Yoga Sutras se entiende la meditación como “una práctica destinada a calmar las fluctuaciones de la mente”.
Es decir, a calmarla, sosegarla, para que esta pueda funcionar de una manera más armónica y natural, sin estar sobrecargada de pensamientos que, más que nada, son “ruido mental”. Por eso, desde los albores de la meditación, se entiende esta como una tecnología ajena a las prácticas religiosas de cualquier época.
Los meditadores no pertenecen a ninguna religión, sino que. más bien, siguen unas pautas científicas de respiración y concentración para poder acceder a ese espacio de calma que se denomina “meditación”.
La meditación es pues la práctica de esta tecnología y el fruto viene a ser un estado elevado de conciencia, algo así como si uno accediera a estar conectado desde un 4G a un 50G. Por eso la relación entre tecnología y meditación es algo natural y lleno de sentido. Además, como la tecnología y las apps de nuestra época, es algo que uno puede llevar consigo todo el tiempo. Es, digámoslo así, una práctica individual que te lleva a conectar con los demás, al ampliar tu nivel de lo que significa la existencia. El mismo significado de la palabra yoga implica esto, ya que en sánscrito significa “unión”.
Uno, al meditar en su casa, por ejemplo gracias a las plataformas digitales o a través de nuestra app, puede liberarse de las fronteras que su mente crea para separarse de los demás. Y al liberarse de estas fronteras, comenzar a operar desde un estado de unión hasta que ya no haya “los demás”.
Como se le preguntó al conocido maestro meditador Ramana Maharsi:
– “Maestro, ¿cómo tenemos que tratar a los otros?
-No hay otros.
Hoy en día, pues, la práctica de la tecnología de la meditación resulta de plena oportunidad para balancear los excesos de nuestra sociedad tecnología. Casi podríamos hablar de la “tecnología de la espiritualidad”, pero desarrollaremos esta idea en un siguiente post. Hasta entonces, desde Aire Fresco te invitamos a que sigas meditando para poder superar con equilibrio las situaciones adversas que nos puedan tocar vivir, pero también para disfrutar mejor de las situaciones favorables y hermosas.
Desde el equipo de Aire fresco te ofrecemos nuestra ayuda.
